Como cuando te comes un huevo kinder esperando ver la sorpresa que lleva dentro, así es como los socios del Club de Tenis de Barcelona se sienten cuando llega la cena de verano. Un evento que siempre tiene lugar a finales de Junio coincidiendo con el incio de esta estación. Y es que ya llevamos 5 años sorprendiéndolos, creandoles ilusiones y expectativas porque cada cena es diferente y única y se sumergen en un mundo y un ambiente totalmente diferente gracias a la decoración y la arquitectura efímera que montamos.
A lo largo de los años hemos hecho cenas temáticas de todo tipo: provenzal llena de árboles y mesas con manteles diferentes, basados en desfiles de moda, cena típica de mercado estilo “La Boquería”, temática de “Las mil y una noches”, etc. Y este año queríamos volver a romper con todo lo anterior y por eso propusimos tematizar el evento y representar “El Mediterráneo”.
Para ello propusimos una combinación de colores típicos de esta zona: azul olímpico, turquesa, mint, amarillo y blanco. Todos ellos estaban representados por la mantelería, la moqueta y las mesas blancas decapadas sin mantel. La distribución de las mesas se hizo en forma de ola, a lado y lado de la tarima de baile y del chill out para dar una sensación de que nos encontrábamos en el mismo mar.
El chill out seguía también estos mismos colores. Además utilizamos mucha madera y cañizo para darle ese punto más desenfadado. Utilizamos también nuestra foodtruck TUK TUK, que además de disponer de una barra para servir cócteles se puede utilizar también como photocall en la parte delantera. A su lado, un conjunto de mesas de madera y sillas de ratán invitaban a disfrutzar de ese mojito o caipirinha. No faltaban alfombras azules, mint y de coco para acabar de completar el conjunto y darle aún más vida.
Los centros de mesa, también ideados por nosotros, tenían fotoforos con arena, velas y nudos marineros para completar el look. También optamos por poner flores (más claritas para los manteles oscuros y más oscuras para las mesas claras) y unos peces que hicimos para la ocasión que daba un toque simpático y juvenil a todo el conjunto.
El resultado fueron dos pistas de tenis que parecían una piscina enorme en la que apetecía sumergirte y disfrutar de la brisa del verano al anochecer mientras disfrutaban de un exquisita cena acompañados de amigos, charlas, buen vino y muchas risas.